Con la emoción de haber sido participe del Bicentenario de nuestra independencia, a través del cual le promulgamos al mundo que somos una Nación libre sin ningún tipo de yugo.
Observo retrospectivamente nuestro entorno y veo con mucha nostalgia, que no hemos aprendido de nuestra propia historia, la cual ha girado y seguirá girando en torno a los mismos conflictos internos, como por ejemplo, seguir eligiendo a los mismos padres de la patria que sin importar quienes son, que han hecho -o si han deshecho- siguen influenciando las esferas políticas, o que tristemente las acciones violentas de cualquier tipo se han convertido como la vía para expresar una opinión sobre algún interés colectivo o particular.
Pero lo que más me preocupa es que bajo este escenario, que es común para todos el cual sin importar la condición económica, cultural, social, no entendamos ni hacemos el esfuerzo por entender y analizar un poco más a fondo las alertas que percibimos diariamente a través de los diversos medios informativos.
Quiero trasmitirles a USTEDES LECTORES, que debería ser nuestro DEBER como COLOMBIANOS comprender que este país es de todos y para todos. ¡Colombia! no son solamente las diversas instituciones o los políticos que “nos representan” sino cada ciudadano, esa es la máxima expresión de la Nación, quienes deberíamos ser los nuevos PRODUCTORES DE CONCIENCIA DE LA PERTENENCIA DEL PAÍS. En nosotros está la posibilidad de verdaderamente ejercer una veeduría real y concisa de las “políticas que hacen los políticos”. Ya que nosotros seremos los beneficiados o afectados por las mismas.
Con esto, mi objetivo es extenderles una invitación para que nos APODEREMOS E INVOLUCREMOS en las diversas acciones de los pocos que nos representan. Siempre primando el respeto por el otro, incentivando cordialmente al dialogo y al análisis.
De esta manera soy un firme convencido de que cuando celebremos el tricentenario de nuestra independencia nos sentiremos REALMENTE COLOMBIANOS.
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Julián Trujillo