La semana pasada se dio a conocer un informe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Nacional, en el que se estudiaron algunas de las características asociadas a la tendencia a cometer homicidios por parte de los jóvenes bogotanos.
La investigación incluyó a 83 personas internas en centros de reclusión para jóvenes de Bogotá, los cuáles fueron estudiados y comparados con un grupo de jóvenes que no habían cometido homicidios, con el objetivo de encontrar factores comunes que incidieran en la propensión a ejecutar homicidios.
Entre los resultados de este estudio se hallaron cuatro características sobresalientes entre los jóvenes homicidas: la baja escolaridad y rendimiento escolar, la ausencia de padres en el hogar, las cicatrices por armas de fuego y la presencia de tatuajes. La identificación de estos factores puede servir para direccionar mejor las políticas públicas del Distrito, direccionándolas a mejorar la cobertura y calidad de la educación, así como brindar un mayor acompañamiento a los jóvenes que viven procesos de descomposición familiar.
Sin embargo, es importante que esta información sea manejada con extremo cuidado, ya que puede ocasionar una estigmatización de los jóvenes que tienen comparten algunos de estos rasgos como criminales en potencia. Si bien los jóvenes estudiados comparten dichas características, sería absurdo generalizar los resultados del estudio para decir que cualquier joven que no haya terminado sus estudios de bachillerato, que no viva con alguno de sus padres ó que tenga un tatuaje puede convertirse fácilmente en un homicida.
Es necesario reconocer que condiciones como no haber acabado el bachillerato o no vivir con los dos padres se presentan en su mayoría por situaciones que no están bajo el control de los jóvenes y que enfrentan miles de personas en el país, sin que conlleven necesariamente a infringir la ley. Así mismo, los tatuajes son expresiones de la identidad individual y han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad en diferentes culturas, por lo que no se puede establecer una relación causal entre tener un tatuaje y cometer homicidios. Por eso, ojo con la estigmatización de los jóvenes en el Distrito.
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Andrés Navas
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