Saliéndome del tema de elecciones, hoy escribo con el corazón arrugado y no precisamente porque tenga problemas sentimentales, sino que las circunstancias se han encargado de recordarme, y de la peor forma, una vez más la realidad en la que vivo.
Quiero compartir un caso particular donde tuve la oportunidad de hablar con una madre de un joven que se inscribió para participar en el proyecto de “Jóvenes por la democracia y la transparencia”, pero que desafortunadamente y por problemas de seguridad tuvo que salir de la ciudad. Hasta aquí no hay nada fuera de lo “normal” más allá de lo que oímos o vemos todos los días en las noticias. Lo que me pesa en el corazón y no me cabe en la cabeza es que el problema de este joven surja a raíz de un roce con la policía del barrio. Cuenta la mamá en sus palabras que a su hijo le cogieron rabia los agentes y que en varias ocasiones había sido retenido, llevado por las autoridades y devuelto horas después sin informarle debidamente el paradero del menor. Luego de ese suceso, vinieron las amenazas contra su vida, donde le dieron un ultimátum al joven: “lo ven nuevamente por las calles y le dan de baja”.
Ante esto, no me quedó más opción que reflexionar sobre las mismas preguntas una y otra vez ¿Este es el país que está orgulloso de la labor de sus instituciones, en particular el de la Policía y las Fuerzas Armadas? ¿En qué momento la Policía se convirtió en verdugo de los jóvenes estigmatizándolos por su forma de hablar, de vestir o de actuar? ¿En dónde están las autoridades que garantizan el cumplimiento de los derechos, en particular en los barrios de condiciones más críticas? En fin, es una lista larga de interrogantes, que estoy segura que más de uno se la ha hecho en algún momento y quisiera dejarlas para reflexión de quienes visitan este blog. Y ¿Usted qué piensa?
Carolina Villanueva
Esta es una situacion bastante triste porque hasta donde se el desplazamiento se daba por la violencia de los grupos armados al margen de la ley y ahora con este caso vemos que se da por la por "nuestras" instituciones, es decir, ya no sabemos quienes son buenos ni quienes malos!!
ResponderEliminarMuy buen articulo!!
Ramon M.