El día de ayer se realizó el lanzamiento oficial de Rock al Parque 2010, que este año cumple 16 años. En el marco de una iniciativa de recuperación de la memoria adelantada por la Alcaldía Mayor, se realizaron actividades de producción audiovisual cuyos resultados se presentaron en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, ante jóvenes roqueros, amantes de la música, representantes de instituciones locales y organizaciones sociales.
Fue conmovedor ver imágenes que reflejaban los espacios de expresión, esparcimiento, diversión que el festival gratuito más importante de América Latina ha otorgado a comunidades tradicionalmente estigmatizadas, rechazadas, ignoradas: punkeros con sus largas crestas coloridas, metaleros con su pelo largo, skinheads con insignias políticas, miembros de la comunidad LGBT, personas que transforman sus cuerpos de forma consciente, discapacitados que poguean en sillas de ruedas, entre otros.
También emocionó escuchar las historias de los protagonistas de estos quince años de rock y extrema convivencia. Ver la transformación de Mario Duarte, vocalista de La Derecha y actor de televisión; recordar la movilización que los músicos y jóvenes realizaron en el inicio de la administración Peñalosa para defender el festival, que no era bien visto por el alcalde elegido; conocer instantes en que los artistas en tarima exigen minutos de silencio por la muerte de líderes indígenas o por los damnificados de las lluvias; entender que la idea de unos pocos roqueros, con un buen liderazgo y defensa de la ciudadanía, y la adopción como política de Estado, se convierte en una política pública exitosa de cultura, convivencia, apropiación positiva de lo público, respeto a la diferencia, etc.
Yo, que he asistido a varias versiones del Festival, me emocioné. Más que por recordar momentos gratos de presentaciones de artistas a los que admiro, por ver como una política pública pensada para, por y con los jóvenes, ha generado frutos tan importantes. Los cuales, por supuesto, no son reconocidos por el público en general que únicamente resaltan de las noticias pequeños focos de disturbios generados por un insignificante número de asistentes. Tampoco por aquellos sectores de nuestra ciudad que aún piensan que jóvenes + rock = abuso de drogas + desmanes.
Todas estas personas desconocen el gran poder de convocatoria, sensibilización y transformación que tienen las expresiones musicales, incluyendo la música. En el mundo hay cientos de exitosas experiencias innovadoras de utilización de la música como fórmula de trabajo con jóvenes en riesgo. Entre ellas en este momento puedo destacar el proyecto Heal the Hood (Curemos el vecindario) de Suráfrica, y El Circo Volador, de México. Ambas son propuestas desde la sociedad civil que han logrado procesos interesantes de transformaciones de las vidas de los jóvenes y sus comunidades.
Invitamos a la juventud colombiana para que venga al Festival, en esos escenarios podemos demostrar que los jóvenes podemos colectivamente construir y que nuestra voz es poderosa.
Vea la programación y toda la información de Rock al parque 2010 en la página del Festival.
Vea los ganadores de la maratón fotográfica para celebrar los 15 años de Rock al Parque.
Gina Romero
Fue conmovedor ver imágenes que reflejaban los espacios de expresión, esparcimiento, diversión que el festival gratuito más importante de América Latina ha otorgado a comunidades tradicionalmente estigmatizadas, rechazadas, ignoradas: punkeros con sus largas crestas coloridas, metaleros con su pelo largo, skinheads con insignias políticas, miembros de la comunidad LGBT, personas que transforman sus cuerpos de forma consciente, discapacitados que poguean en sillas de ruedas, entre otros.
También emocionó escuchar las historias de los protagonistas de estos quince años de rock y extrema convivencia. Ver la transformación de Mario Duarte, vocalista de La Derecha y actor de televisión; recordar la movilización que los músicos y jóvenes realizaron en el inicio de la administración Peñalosa para defender el festival, que no era bien visto por el alcalde elegido; conocer instantes en que los artistas en tarima exigen minutos de silencio por la muerte de líderes indígenas o por los damnificados de las lluvias; entender que la idea de unos pocos roqueros, con un buen liderazgo y defensa de la ciudadanía, y la adopción como política de Estado, se convierte en una política pública exitosa de cultura, convivencia, apropiación positiva de lo público, respeto a la diferencia, etc.
Yo, que he asistido a varias versiones del Festival, me emocioné. Más que por recordar momentos gratos de presentaciones de artistas a los que admiro, por ver como una política pública pensada para, por y con los jóvenes, ha generado frutos tan importantes. Los cuales, por supuesto, no son reconocidos por el público en general que únicamente resaltan de las noticias pequeños focos de disturbios generados por un insignificante número de asistentes. Tampoco por aquellos sectores de nuestra ciudad que aún piensan que jóvenes + rock = abuso de drogas + desmanes.
Todas estas personas desconocen el gran poder de convocatoria, sensibilización y transformación que tienen las expresiones musicales, incluyendo la música. En el mundo hay cientos de exitosas experiencias innovadoras de utilización de la música como fórmula de trabajo con jóvenes en riesgo. Entre ellas en este momento puedo destacar el proyecto Heal the Hood (Curemos el vecindario) de Suráfrica, y El Circo Volador, de México. Ambas son propuestas desde la sociedad civil que han logrado procesos interesantes de transformaciones de las vidas de los jóvenes y sus comunidades.
Invitamos a la juventud colombiana para que venga al Festival, en esos escenarios podemos demostrar que los jóvenes podemos colectivamente construir y que nuestra voz es poderosa.
Vea la programación y toda la información de Rock al parque 2010 en la página del Festival.
Vea los ganadores de la maratón fotográfica para celebrar los 15 años de Rock al Parque.
Gina Romero
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